Andrea Razzotti

Eternamente agradecida a mis jovencísimos padres (15-18) por permitirme vivir y evolucionar en ésta vida.

Siempre fui una niña responsable, diría que desde los cinco o seis años, era una de mis varias fórmulas para sentirme querida, aun así, no lo lograba. Me esforzaba por comprender y aceptar un hogar disfuncional donde los niños éramos tres, aunque mis padres se separaron muy pronto.

Vivía en una profunda soledad, a la deriva y sin sostén emocional, ni guía donde apoyarme. Recuerdo que una de mis grandes frases mientras lloraba mi desamparo, era «tiene que haber algo mejor que esto» y con esta premisa comencé mi propia búsqueda en diversos caminos esperando me aportaran sostén y conocimiento en lo personal y espiritual.

Sí, tú, yo y todas las personas tenemos vivencias amargas y no tanto que activan nuestros miedos, deseos, enfados y gracias a eso, crecemos y logramos conocernos a nosotras mismas, si queremos…

Lo único que nos diferencia en dos grandes grupos es la decisión de seguir despiertas o dormidas.

¿QUIERES DEPERTAR Y VER TU INTERIOR PARA CONOCER QUIEN ERES EN REALIDAD?

¿O NO?

Muchas fueron mis preguntas y las experiencias vividas, tantas que siento haber muerto en vida unas cinco veces y no me alcanzaría este espacio para contarlas, así que seguiré narrando de forma reducida, desde mi gran momento, el encuentro con «La Danza «.

Con ocho años entraba a la formación oficial de ballet y a los diecisiete me recibía. Seguí aprendiendo diversos estilos con maestros maravillosos ya que la danza me entregaba aire para respirar, fuerza para seguir y motivación para superarme en cada una de las adversidades y momentos complicados de gestionar que vivía mientras crecía. Sin saberlo ya estaba recorriendo el camino del autoconocimiento a través del movimiento y cada emoción era bailada.

Decidí aprovecharme del enfado y la ira que sentía por la vida que me había tocado y convertirlo en mi hoguera impulsora. Un fuego con el que varias veces me quemé y aun así ha valido oro cada instante de libertad, creando y recorriendo mi propio camino.

Creo que cada ser humano tiene un sendero marcado y cada uno, en su silencio, puede decidir cómo recorrerlo, el mío siempre ha estado guiado por la intensidad en todo mi sistema de vida, lo que me aportó y lo sigue haciendo, es un movimiento interior que me transforma creando LA DANZA DE LA VIDA.

Cada una de las personas que me han acompañado, dejaron una gran caricia en mi alma, y eso es lo que me llevaré.

Gracias totales a todas/os!!! Sin ustedes no sería quien YO SOY… .