¿Haces Más para los demás que para ti misma?

¿Y para que haces las cosas que haces?

Tengo comprobado que las mujeres tenemos una clara tendencia a querer modificar la vida de las personas que nos rodean, sobre todo si las queremos.

Dejamos de hacerlo cuando comprendemos el “motivo que nos impulsa”

Dependiendo del tipo de relación (pareja, amigos, padres, hijos) buscamos la posibilidad de crear armonía entre las personas. Queremos evitar el conflicto y de esta forma ocupamos tiempo y atención en sugerirles algunos cambios en su vida,  o bien hacemos por ellos, lo que pueden hacer por sí mismos, lo cual no es muy beneficioso para el que recibe. ¿Te resuena esto en alguna parte de tu cuerpo?

Ocuparte de ti misma es prioridad, la relación contigo misma esta primero,  busca enamorarte de ti, cuidar de tu alimentación, protegerte, aceptarte, validarte emociones, hablarte amablemente, escucharte más. Verás cómo tu interior  va cambiando y tus seres queridos recibirán esa vibración con alegría.

Somos capaces de hacer grandes sacrificios por otros, sin embargo cuando se trata de algo propio, dudamos y damos mil vueltas antes de decidir ¿No crees?

Mi trabajo es darte herramientas para comprender “como, eso que haces” le afecta a tu cuerpo físico, vehículo que traslada pensamientos, palabras, acciones y emociones. Habitar tu cuerpo desde el interior, desde esa revolución que llevas dentro.

“Mueve tu cuerpo y todo tu mundo cambiará”

 

Conócete a través de tu movimiento

¿Y esto que quiere decir? ¿Cómo se hace?

Quiere decir que cada paso que das, gesto, actitud, postura, meneo etc, habla de tu raíz, de tu historia. Está conectado con tu «autoconcepto», es decir, aquello que vas instaurando en la personalidad según la información recibida en tu primera infancia (de 0 a 7 años) de padres, abuelos, maestros, amigos…y las experiencias vividas como consecuencia de esa programación.

Es clave acrecentar la capacidad de observar esos movimientos que hablan de cómo percibías la vida en el pasado, para comprender tu presente. En el desarrollo de los sentidos oído, vista, olfato, gusto, tacto esta el secreto. 

Hay movimientos cotidianos a los que quizás no prestas mucha atención, como la forma en que te lavas los dientes, o te sientas en el sofá, o la postura que tienes al caminar, dormir, comer. Todo ello habla de ti, de tus formas, de cómo te expresas con la vida.

Así es que un buen «cómo» para despertar a todo esto es, estar presente en cada instante ¿cómo? 

  • Toma aire contando 1, 2, 3.
  • Observa el exterior/ interior con el aire dentro un segundo.
  • Luego exhala

Eso es todo. Y si ésta práctica la realizas charlando con personas, otras experiencias llegarán. Cuéntame que tal te fue!

Con gratitud, hasta la próxima.

 

Sentir y No pensar, eso es bailar

Cuando te sientes bailando, generas endorfinas y eso aporta una sensación de felicidad contigo misma y con tu cuerpo.
Si esto se convierte en un hábito, entonces alimentas tu amor propio, estadio interno que modifica tu cuerpo físico interna y externamente.

La exigencia de querer realizar perfectamente los movimientos, solo te aporta rigidez en tus formas, lo que llena la mente de pensamientos negativos perturbando tu paz.

Todas hemos salido de fiesta alguna vez,  nos hemos emborrachado para divertirnos y anestesiar nuestra mente y así  poder liberar el cuerpo.

Pues bien, embriagarte de baile te permite sentir y no pensar y para esto solo necesitas un pequeño espacio, tú mejor playlist, cerrar los ojos y comenzar el viaje.

Tú cuerpo es tu templo, cuídalo, disfrútalo y aprovéchalo para liberar emociones a través de la danza.

Y aún es mejor si lo haces en tribu femenina, así que te invito a la próxima sesión Dharma Dance que será en esta  la luna llena de febrero.

Déjame saber si quieres venir, escríbeme que estaré encantada de escucharte.

Un abrazo

La Danza de la Vida

BAILAR HASTA TRANSFORMARME

Todas tenemos  pensamientos a modo de taponamiento, que generan  emociones, transformadas en  sentimientos que crean nuestras  palabras y acciones  en el día a día. 

Necesitamos sacudirnos y liberarnos de toda esa carga mental que contrae nuestros músculos y en ocasiones nos enferma.  

El  cuerpo es el gran vehículo que traslada toda esa ebullición y contar con él es un gran privilegio. El simple hecho de poner tu música preferida, moverte, cantar y dejarte llevar, puede cambiar cualquier estado emocional que estés transitando.

Por eso  danzar te libera, te quita el polvo, higieniza tus pensamientos, fortalece tus músculos y te ayuda a comunicarte mejor.

Danzar, danzar y disfrutar! esa es tu mejor medicina.

Pruébalo y verás los resultados. Y si prefieres nutrirte de la maravillosa energía femenina grupal que se crea en nuestros talleres, te esperamos en la próxima sesión de Dharma Dance.